“Los riesgos asociados a la migración, valen la pena desde el punto de vista de la selección natural.”
-Belarga & Rodríguez.

 

Se suele pensar que las aves migran en el invierno por huir del frio, pero el factor principal para explicar la conducta migratoria de estos individuos es la dramática disminución en la disponibilidad de alimento en las zonas septentrionales y australes del planeta (Belarga & Rodríguez, 1998), por lo que durante el invierno hay poca comida disponible para muchas especies de aves, la mayoría insectívoras, así que antes de que la comida se vuelva escasa, ahorran energía acumulando grasa en el cuerpo y emprenden un peligroso viaje rumbo a otras regiones. 

Debe recordarse que, durante el verano, las regiones templadas son cálidas y tienen diversos recursos alimenticios, insectos y diversos invertebrados, así como flores y frutos disponibles. Es curioso, pero los riesgos asociados a la migración valen la pena desde el punto de vista de la selección natural. Las aves migratorias son símbolo de fuerza y fertilidad, de belleza y riqueza. Durante la migración, controlan poblaciones de insectos y vertebrados, dispersan semillas y polinizan plantas (CONANP, 2019).

Algunas pueden orientarse por estructuras especiales en su cerebro (las palomas por ejemplo tienen estructuras que actúan como micro imanes en su cerebro, lo que permite percibir las vibraciones en el campo magnético de la Tierra y logran percibir entre el norte y el sur), por la posición del sol, de las estrellas, o por características del terreno (como los ríos), algunas especies prefieren viajar de noche, pues se cree que gastan menos energía y evitan deshidratarse.

¿Sabías que alrededor de un tercio de las aves mexicanas realizan movimientos migratorios en alguna época del año? Sin embargo, la mayoría de estas especies se encuentran en peligro de extinción o son especies amenazadas, debido a la destrucción de sus hábitats y la contaminación de estos.

Hay que recordar que la migración es afectada por factores bióticos y abióticos, las vibraciones en el clima, la conducta o la experiencia de cada individuo puede alterar los patrones de migración de una temporada a otra (Belarga & Rodríguez, 1998). Entre sus amenazas, destaca la contaminación plástica, por ende, se recomienda disminuir el uso y consumo de plásticos, y disponer adecuadamente en un centro de recolección los plásticos sin uso.

 

 

Fuentes:
  • Belarga, H. & Rodríguez V. (1998). Las aves migratorias: a prueba de muros. Iniciativa para la conservación de las aves de América del Norte. CONABIO. Disponible en: https://bit.ly/2Qh2Nco
  • Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México (2019). ¡Cuidemos a las aves migratorias! Disponible en: https://n9.cl/kysmp