El derecho a la alimentación es un componente básico de la dignidad humana y sin éste, no se puede asegurar la vida. De acuerdo al Programa Mundial de Alimentos, cerca de 135 millones de personas padecen hambre severa, ocasionado principalmente por los conflictos humanos, el cambio climático y las recesiones económicas. Por lo anterior, el hambre es considerado uno de los principales problemas de nuestra generación y se ve contrastado por una parte por la disponibilidad de alimentos en cantidad y calidad suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias de los individuos, sin uso de sustancias nocivas y aceptables para su cultura, así como el acceso a éstos de una forma sostenible.

En contraste, en la actualidad los sistemas agroalimentarios generan grandes volúmenes de alimentos a los mercados mundiales, todo esto a costa de la deforestación, escasez de agua, pérdida de biodiversidad y agotamiento del suelo. Ante este complejo contexto, la Agroecología resulta la mejor alternativa de solución, pues es un enfoque que integra y aplica conceptos y principios ecológicos y sociales al diseño y gestión de los sistemas alimentarios y agrícolas, y cuyo objetivo es optimizar las interacciones entre las plantas, los animales, los seres humanos y el medio ambiente para lograr un sistema alimentario justo y sostenible.

Por todo lo anterior, el Día Nacional de la Agroecología se celebra cada 23 de enero para reconocer la visión integral que conjunta la ecología y los aspectos sociales para poner en marcha innovaciones agroalimentarias con respeto al medio ambiente y promomver esta práctica en la formación de nuevos perfiles profesionales. La conmemoración se da en reconocimiento del natalicio Efraím Hernández Xolocotzi (1913 – 1991), quien  fue recolector de plantas, maestro de Etnobotánica mexicana, estudioso de los sistemas agrícolas tradicionales mexicanos y maestro de varias generaciones de estudiantes tanto mexicanos como extranjeros.

 

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