Es Solsticio de Verano es un evento que ocurre cuando el Sol, enorme estrella que da luz, da vida, calor y mantiene unido el sistema solar, alcanza su máxima declinación norte o sur en relación con el ecuador. Por lo tanto, hay dos solsticios que ocurren anualmente: uno alrededor del 21 de junio (comúnmente conocido como “Solsticio de verano” por ser el primer día de verano y el día más largo del año) y el 21 de diciembre (comúnmente conocido como “Solsticio de invierno” por ser el primer día de invierno y el día más corto del año). Alrededor de estos periodos anuales se han vinculado diferentes celebraciones que están asociadas al origen de muchas de las culturas madre alrededor del mundo. 

Se ha llegado a sugerir que los cambios en la producción de energía del Sol son los causantes del cambio climático, ya que el Sol es la fuente de energía fundamental que rige nuestro sistema climático. Estudios mencionados por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA), indican que la variabilidad solar ha desempeñado un papel importante en cambios climáticos pasados. Por ejemplo, se cree que una disminución en la actividad solar, junto con un aumento en la actividad volcánica, ayudó a desencadenar la Pequeña Edad de Hielo, que tuvo lugar aproximadamente entre 1650 y 1850, cuando Groenlandia se enfrió desde 1410 hasta la década de 1720 y los glaciares avanzaron en los Alpes.

La Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció que la celebración de los solsticios y equinoccios es una encarnación de la unidad del patrimonio cultural y las tradiciones de siglos de antigüedad. Gracias a este tipo de conmemoraciones se fortalecen los lazos entre los pueblos sobre la base del respeto mutuo y los ideales de paz y buena vecindad. Por todo ello, en 2019 la ONU proclamó el 21 de junio Día Internacional de la Celebración del Solsticio.

 

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