La Vida Silvestre representa para los seres humanos un patrimonio de incalculable valor que la mayor parte del tiempo ignoramos. De hecho, su inmensa diversidad colocan a nuestro país como una región especial y al mismo tiempo el quinto país de entre doce a nivel mundial considerados megadiversos ya que al menos en nuestro territorio poseemos el 70% de la variedad de la vida que existe en el planeta. Por si fuera poco, el alto grado de endemismos que presentan las especies al interior de nuestras fronteras incrementa aún más la importancia de concentrar esfuerzos que den como resultado su conservación, esto quiere decir que las especies de flora y fauna encuentran en nuestros ecosistemas el hábitat apto para su existencia, es por eso que su conservación es una prioridad.

Miles de millones de personas, en países desarrollados y en desarrollo, se benefician diariamente del uso de especies silvestres como alimento, energía, materiales, medicina, recreación, inspiración y muchas otras contribuciones vitales para el bienestar humano. La acelerada crisis mundial de la Biodiversidad, con un millón de especies de plantas y animales en peligro de extinción, amenaza estos regalos de la naturaleza a la humanidad. México alberga cerca del 10% de las especies silvestres registradas en el mundo, gran parte de ellas endémicas: es quinto lugar con mayor número de especies de plantas, cuarto en anfibios, segundo en mamíferos y primero en reptiles. En consecuencia, existe un esfuerzo por contribuir a compatibilizar y reforzar mutuamente la conservación de la biodiversidad con las necesidades de producción y desarrollo socioeconómico del sector rural de México al implementar desde 1997 las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA), un esquema de conservación y manejo.

El Día Mundial de la Vida Silvestre, cada 3 de marzo, proclamado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2013, elegido por la aprobación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) en 1973, acuerdo de suma importancia en la protección de especies biológicas frente al comercio internacional. Tiene como objetivo celebrar la belleza y la variedad de la flora y la fauna salvajes, además de crear conciencia sobre la multitud de beneficios que aportan y la necesidad urgente de combatir los delitos ambientales y la disminución de especies a causa de la actividad humana, que acarrean consecuencias negativas de gran alcance en el ámbito económico, ambiental y social.