Actualmente nos enfrentamos a diferentes crisis detonadas por adoptar estilos de vida y patrones de consumo que no consideran la capacidad de regeneración del planeta. Los ecosistemas, las especies y el ambiente en general se degrada a ritmo alarmante ante un contexto de cambio climático. Por esta razón, la educación ambiental está tomando una importancia vital para asegurar el futuro de la humanidad al tomar conciencia y acción de forma individual y colectiva.

La meta de la educación ambiental es: “Formar una población mundial consciente y preocupada con el medio ambiente y con los problemas asociados, y que tenga conocimiento, aptitud, actitud, motivación y compromiso para trabajar individual y colectivamente en la búsqueda de soluciones para los problemas existentes y para prevenir nuevos”. Considerando ese precedente, actualmente se ve reflejado a través de la Meta 4.7, vinculado al Objetivo 4 “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”, de la Agenda 2030.

La conmemoración del Día Mundial de la Educación Ambiental se realiza cada 26 de enero, decretado en Yugoslavia en 1975, durante el Seminario Internacional de Educación Ambiental en el que participaron expertos de más de 70 naciones que plasmaron sus objetivos básicos en la Carta de Belgrado; desde lo cual se le reconoce como un proceso permanente y una respuesta a la crisis civilizatoria que afecta al planeta.

 

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