“La Tierra es donde todos nos encontramos, donde todos tenemos un interés mutuo, es lo único que compartimos”
-Lady Bird Johnson. Periodista, ​ docente, ​ activista política y empresaria estadounidense
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Solo detente un momento, observa lo que tienes alrededor, inhala, exhala, tal vez, estés en medio de la ciudad, dentro de un edificio o quizás en un lugar donde hay muchos árboles, escuchas el sonido del aire, tal vez solo oyes: la naturaleza. Seguramente has leído, estudiado o escuchado sobre las teorías del origen del planeta Tierra, de sus características y procesos evolutivos.

El planeta Tierra tiene características únicas que han permitido la vida y que tu y to existamos; científicamente la Tierra se ha estudiado  ¿Qué sabemos sobre ella?

De acuerdo con el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) la Tierra tiene una antigüedad de aproximadamente 4 600 millones de años, que es cuando se formó el Sistema Solar. Durante este tiempo han existido complejos procesos químicos, físicos y biológicos, que han llevado a la Tierra al estado actual y éstos han permitido el desarrollo de la vida.

La Tierra se compone de cinco esferas: la atmósfera, la hidrosfera, la litosfera, la criosfera, y la biosfera, conectadas unas con otras en una red compleja de procesos. En ella se presentan ciclos que conectan las diferentes partes de la Tierra son, los ciclos de energía, el ciclo de agua y los ciclos de elementos individuales importantes. Cada ciclo se compone de reservorios, lugares donde la energía, el agua y los elementos, se almacenan durante un periodo de tiempo (GLOBE, 2005).

Son todos estos factores que han permitido que el ser humano exista, la subsistencia humana siempre ha dependido de la naturaleza, de lo que proporciona la Tierra como planeta. El hombre como especie, mediante la cultura ha buscado la forma de atender sus necesidades, desde los primeros pobladores. Con el paso del tiempo esta relación hombre-naturaleza se ha desestabilizado por los impactos generados por esas formas de apropiarse de los territorios y sus recursos, olvidando que se ha llegado al límite de las áreas seguras que se tenían, para que la Tierra recobre elementos y procesos, pero la realidad indica que nos dirigimos a la extinción humana.

Se oye catastrófico, pero pese a todo hay esperanza, desde 1970 se han tomado decisiones para accionar y mitigar impactos ambientales. Como lo expusieron Ward y Dubos (1972), desde esos años se invitaba a la población a tratar al planeta Tierra inteligentemente como una urgencia y necesidad, bajo este contexto se establece el Día de la Tierra a celebrarse el 22 de abril de cada año.

Este día se ha establecido por Naciones Unidas para hacer conciencia en diversos espacios sobre los problemas ambientales que afectan el planeta Tierra y que han sido provocados por el ser humano.

Hay una lista larga de problemas ambientales entre ellos crecimiento demográfico, contaminación del aire, agua, suelo, pérdida de la biodiversidad, cambio climático ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo sumar? ¿Cómo no perder la esperanza? ¿Qué hacer para que todos los días sean Días de la Tierra?

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La Tierra parece llenar el cielo en esta imagen tomada por la tripulación del Apolo 17 en 1972. La imagen conmemora la primera vez que los astronautas pudieron fotografiar el casquete polar sur. / FOTOGRAFÍA DE NASA
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Considero que nuestra capacidad que tenemos como seres sociales creadores de cultura, abre la posibilidad de accionar de manera diferente pese al bombardeo de la idea de que el desarrollo significa consumo; retomar las visiones de los grupos indígenas o comunitarias de los territorios permitiría mantener una relación equilibrada con nuestra casa común.

La cosmovisión de diversos grupos indígenas han construido narrativas que les permite tener un código de conducta en relación con la naturaleza, por ejemplo los mazahuas que es un grupo indígena del Estado de México comparten en sus espacios comunitarios que el mundo fue creado por una pareja, una madre y un padre, quienes tuvieron varios hijos llamados “dueños de la Tierra”, después con el agua de un diluvio se hicieron lodo; después habitaron gigantes quienes desaparecieron por los fuertes vientos; fue como apareció la tercera generación en la que pertenecemos los humanos de ahora, pero que si no cuidamos la tierra, el agua, el aire, las tradiciones nuestro fin estará más cerca (Segundo, 2014)

Estas ideas y construcciones de nuestros pueblos y comunidades, han hecho que el planeta Tierra no solo sea un lugar para vivir, la convierten en “Nuestra casa común”. En el ámbito antropológico, todo esto tiene un sentido.

Para Godelier (1989) toda sociedad establece su relación con la naturaleza a partir de ciertas propiedades y características imaginarias que le adjudica, dando un sentido a la existencia, la identidad, la cohesión y la acción; en ocasiones se critica la forma en cómo los indígenas hacen uso de los recursos naturales, pero no se compara si se deja en manos de disposiciones de una minoría que tiene en sus manos el control económico, desligados de ver al planeta como una casa común.

Es momento de ir a los saberes que han estado presentes en nuestros territorios para darle otro sentido a las acciones en el cuidado del planeta Tierra, si bien, los científicos seguirán aportando conocimiento sobre la Tierra; la cultura, la educación y la comunidad son las opciones viables para que todos los días sean Día de la Madre Tierra.

Fuentes:
  • INPRES (1989). Conciencia Sísmica. Nº 1, San Juan, Argentina.
  • GLOBE (2005). Investigación de Ciencias del Sistema Tierra. Ciencias de la Tierra.
  • Godelier, M. (1989). Lo ideal y lo material. Taurus.
  • Segundo, B (2014). En el cruce de los caminos texto Etnografía mazahua. Secretaria de Desarrollo Social. Gobierno del Estado de México.
  • Ward, B. y Dubos, R. (1972). Una sola tierra. El Cuidado y conservación de un pequeño planeta. Fondo de Cultura Económica