Desde mediados del siglo XX, la producción del plástico ha superado a la de otros materiales debido a su maleabilidad y diversas aplicaciones industriales, comerciales y cotidianas. De acuerdo al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente PNUMA en los últimos 50 años aumentó veinte veces la producción mundial de plásticos generando 320 millones de toneladas. De ese total, cerca de 8 millones de toneladas acaban como residuos cada año en los océanos, donde su recuperación es sumamente difícil. Estimaciones del 2015 reportan el desecho de 141 millones de toneladas de residuos, entre popotes, colillas de cigarros, botellas y tapas para diferentes usos, envolturas de comida, bolsas de compras, agitadores y envases de unicel, diseñados en su mayoría para ser utilizados solo una vez, es decir, como productos desechables o de un solo uso.

Entre millones de utensilios de plástico fabricados en el mundo desde la creación del Popote, hace más de un siglo, un acontecimiento reciente cambio el panorama mundial cuando una bióloga por medio de un video viral evidenció la extracción de este residuo plástico de la fosa nasal sangrante de una tortuga de mar. Imágenes que despertaron la conciencia de millones de personas trascendiendo a nivel de incidencia política y diplomacia a nivel mundial. Debido a los esfuerzos derivados de este hecho, la sociedad comenzó a cuestionar el uso durante sólo unos minutos de este utensilio plástico para ingerir una bebida fría o caliente, y luego al desecharla, al suelo o a algún cuerpo de agua, donde este objeto, además de llegar al mar y los océanos, tarda en degradarse más de 100 años.

Ante este contexto, cada 3 de febrero se celebra el Día Internacional Sin Popote, tras reconocer que los plásticos, entre ellos los pequeños tubos de succión, amenazan los ecosistemas costeros y marinos. Durante el Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030) se prevé realizar acciones científicas para lograr el océano que se requiere, como reducir la contaminación marina que incluye plásticos como los popotes.

 

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